jueves, 23 de octubre de 2014

Un invierno atrás

Ni un minuto más de no ser quien no soy.
Calla ya, cierra la boca, sólo quiero caminar.
Si por buscarte me perdí.
Si por tenerte hasta sufrí.
Si por vivirte, no viví.

¿Apercepción?
Ni eres ni fuiste alucinante
Salte de tu puto papel, acaba este acto repugnante
Ya que más da la piel impune, es solo carne lo que llama,
mas ni siquiera ella te ama.
Si cuanto más fuerte gritaba menos importaba mi voz.
Si cuanto más tiempo pasaba menos sentía que eramos dos.
Quemo nuestra cama. Quemo nuestros sueños.
Y ya no hay quien los exhiba
Quemo también viejas cartas y no habrá quien las reescriba.
Su llamarada quizá sirva para encenderme este Cohiba.
Una humarada de paciencia. Onírica providencia.
Maldita sea tu presencia.
Benditos sean los callejones en los que escondí mi decencia.

Pero heme aquí, ya despertado.
Heme tomado conciencia. Heme sabiendo bien quien soy,
y no soy tuyo.
Con ojos nuevos veo lo erróneo. Veo a la avanza.
No hay venganza. No eres nada.
¿Lo fuiste? No sé.
Bendita sea la remembranza.
Bendita sea la conciencia de tu verdadera esencia.
Pero maldita mi vieja usanza.
Mio antes que de nadie.

Permíteme esta noche poder respirar tu ausencia.