Una cosa antes de empezar: Siempre he sido algo tímido. Cuando estoy con mis amigos puedo ser bastante platicador. Puedo conocer gente nueva fácilmente si tengo amigos que me los presenten.
Pero pídeme que hable con un completo extraño y... bueno, lo primero que pasa por mi cabeza es NOPE.avi
Ahora hablaremos de otra cosa: De darse baños ¿Qué tiene eso que ver te puedes preguntar? Aguanta, hermano, no comas ansias...
¿Te has dado alguna vez un baño con agua completamente fría? Cuando yo lo hago siempre me pongo de pie allí, frente a la regadera, pensando en lo estúpido que es esto, pensando en que no quiero hacerlo. Me acerco al agua, me alejo enseguida. Mi dialogo mental pasa por diversos temas, desde los riesgos fatales de la hipotermia, hasta la seria consideración de no bañarme.
Y entonces digo "A la chingada, sólo hazlo".
¿Y sabes qué? Por un instante la ansiedad sube, el frió es tan malo o peor a como lo imaginas, y luego... luego te empiezas a acostumbrar.
A veces antes de acercarte a alguien (especialmente si hablamos de alguien del sexo opuesto) hay una ansiedad que te detiene. Haces mil y un racionalizaciones, "probablemente esté ocupada", "a lo mejor es una hija de la chingada", "mejor no, puede que sea muy mamona y reaccione mamonamente"... mil cosas, de verdad.
Y en ese momento pienso en el baño frío.
Y recuerdo que el primer choque con el agua helada es la peor parte.
Que es el primer segundo es el que más cuesta.
Que decir "Hola" puede ser difícil; pero si lo haces, lo que sigue es fácil.
Y entonces digo "A la chingada, sólo hazlo".
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