Mi cuenco repleto de traveseo,
entre dulce, entre salado.
Un ángel que le aclama,
maldito ser, auguro alado.
Destino audible impertinente
que grita en cuatro bulevares.
Llora en olas mil cantares
entre pasos inconscientes.
Suave Dama, tú presente:
Verdad de las verdades. Cruz del gran Profeta.
Pedazo de planeta que oculta mil lugares.
Tu luz de mirar, luz de isla muerta,
clama vida y nos ha de observar,
testigo de la noche abierta.
Torre tuerta. Sacrificio del mar.
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