martes, 24 de marzo de 2015

Declaraciones de un hombre de ciencia.

250 millones.
Ese es el número de células que compiten por fertilizar un único ovulo.
Uno.
Las probabilidades entonces de que una célula especifica llegue a fecundar dicho óvulo es de 1 en 250,000,000.
4x10^-9%
Para poner eso en perspectiva: 10^-9 es aproximadamente el orden de magnitud de la hélice de una cadena de ADN en metros.
Dicho de otra forma: La probabilidad de que un determinado espermatozoide específico sea el que fecunde el ovulo es aproximadamente igual a la de determinar correctamente al tanteo en qué punto de una recta de un metro se encuentra atravesada una hélice de ADN.

A eso agrégale más: La probabilidad de que esos dos progenitores sean los específicos... ya sabes, los tuyos.
Habiendo tan solo en nuestro país alrededor de 100 millones de habitantes ¿Cual es la probabilidad de que ellos se hubieran encontrado?
De al rededor de 1 en 50,000,000.
Eso es 2x10^-8%
Es la misma probabilidad que tendrías de encontrar una bacteria pequeña en un metro de longitud.

Imagínate.
Esas dos probabilidades deberían multiplicarse, así que eso nos daría 8x10^-17%
Una cantidad tan minúscula que en metros viene a ser menos de lo que mide un átomo.

¿No tenían tus padres dificultad para tener hijos?
Pues eso decrece aun más las posibilidades.
Es esencialmente imposible que usted quede embarazada.
Imposible.
¿Cuanto es una imposibilidad multiplicada por una posibilidad subatómica?
Prácticamente cero.

Es matemáticamente imposible que existas.
Es imposible que todos esos factores, variables y posibilidades se conjuguen para crearte.
Es imposible, y eso que solo estoy tomando en cuenta lo previo a tu nacimiento.

¿Qué probabilidad existe entonces no solo de que nazcas, sino de que además todas las decisiones de tu vida, cada factor de ella ocurra de una manera determinada al grado de que en un momento dado nuestros caminos se crucen?
Es nula.
De una magnitud minúscula al grado de resultar imposible de medir y aun menos de concebir...
Es esencialmente imposible que tú existas, tan TÚ. Tan perfecta e imperfectamente tú.
Es aun más imposible que en algún punto de mi vida yo llegue a conocerte.
Aun más imposible el hecho de que llegue a amarte y que tú me ames a mí.
Y sin embargo... Eres mi amor, Gabby.

No te hablo de destino, porque esto es algo más grande: El destino nos habla sobre lo escrito y lo ordenado, mientras que esto es el infinito y caótico mapa del azar.
Eres mi amor, y puedo decírtelo al oído contra cualquier pronóstico que los números pudiesen dar.
Porque para mí esa es la prueba de que lo imposible es posible. Contigo no tengo duda alguna en que puedo todo.
Lo que sea, mientras sea contigo, mi amor.

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