lunes, 2 de marzo de 2015

En las fronteras de tu ser.

La torpeza de la unión de dos engranes imperfectos 
El cruce sin señal de dos caminos no tan rectos 
Tu luz suave, suave voz, tan claro aspecto 
Si se nublan los defectos de ese sol medio nocturno 
Y no hallo ya la respuesta a las preguntas de turno 
Si me inquieta un poco el mundo y la vida con su muerte 
No he de temer, te tengo a ti, y tu mano será suerte  

Por siempre he de vivir para morir en ti 
Por siempre he de sufrir cuando no puedo tenerte 
Por siempre he yo de verte al despertarme y al dormir  

Canta la inquieta canción de tus caderas 
Suave palpitar de tu piel en mi piel 
Te juro que no será larga la espera  
Para ver amanecer, y volver a amanecer 

Y brilla por  su ausencia 
La decencia de mis dedos 
En esta junta de los miedos 
Suave rosa de los vientos 
Y en la punta de mis sentimientos 
Yace tu nombre. 
Y el mío por siempre ha de yacer
en las fronteras de tu ser.

El oleaje de la medianoche 
Tus besos nublados 
Campanas al lado 
Y se espantan al roce  

El cantar que resuena en la plaza y la avenida 
Jolgorio impertinente del pregonero que llama 
"Vengan, no aguarden que se escapa la dama. 
Vengan, aprisa que se escapa la vida" 

No es tan licor de mi embriaguez
como es la voz de mi sentido:
La cura de mía de cada vez
¿Me crees si te lo digo?
¿Y si exhibo palpitante mi corazón?
¿Y si rompo cada cadena , cada una,
y con un beso te sentencio?
Romper cada una de ellas
como tus labios al silencio.

Yo que respiro el vaho de cada palabra
cada una de tu boca, de tu lengua.
De ti... Que mi herida se reabra
¿Cual miedo sino voz de tregua?
Y en la punta de mis sentimientos 
Yace tu nombre. 
Y el mío por siempre ha de yacer
en las fronteras de tu ser.

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