La torpeza de la unión de dos engranes imperfectos
El cruce sin señal de dos caminos no tan rectos
Tu luz suave, suave voz, tan claro aspecto
Si se nublan los defectos de ese sol medio nocturno
Y no hallo ya la respuesta a las preguntas de turno
Si me inquieta un poco el mundo y la vida con su muerte
No he de temer, te tengo a ti, y tu mano será suerte
Por siempre he de vivir para morir en ti
Por siempre he de sufrir cuando no puedo tenerte
Por siempre he yo de verte al despertarme y al dormir
Canta la inquieta canción de tus caderas
Suave palpitar de tu piel en mi piel
Te juro que no será larga la espera
Para ver amanecer, y volver a amanecer
Y brilla por su ausencia
La decencia de mis dedos
En esta junta de los miedos
Suave rosa de los vientos
Y en la punta de mis sentimientos
Yace tu nombre.
Y el mío por siempre ha de yacer
en las fronteras de tu ser.
El oleaje de la medianoche
Tus besos nublados
Campanas al lado
Y se espantan al roce
El cantar que resuena en la plaza y la avenida
Jolgorio impertinente del pregonero que llama
"Vengan, no aguarden que se escapa la dama.
Vengan, aprisa que se escapa la vida"
No es tan licor de mi embriaguez
como es la voz de mi sentido:
La cura de mía de cada vez
¿Me crees si te lo digo?
¿Y si exhibo palpitante mi corazón?
¿Y si rompo cada cadena , cada una,
y con un beso te sentencio?
Romper cada una de ellas
como tus labios al silencio.
Yo que respiro el vaho de cada palabra
cada una de tu boca, de tu lengua.
De ti... Que mi herida se reabra
¿Cual miedo sino voz de tregua?
Y en la punta de mis sentimientos
Yace tu nombre.
Y el mío por siempre ha de yacer
en las fronteras de tu ser.
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