No hace falta que te hable de la noche
Ni del templo oscuro, tan profundo
¿Que me oculta?
Señorita Felina, tan usted.
Es acaso el diamante carmín de tu cielo.
de media noche y luna llena.
Inquieta y sonora, pasillos resuenan.
En la pared el poema tallado, mármol de tu piel.
Bailando a Gardel en vapores de miel.
Cuando canta, lo hace casi en silencio.
Mi nombre no existe si no lo pronuncias.
Angustia indeleble, la carne lo siente.
El creyente ya reza y yo ya pienso en ti.
El miedo hasta pesa.
Y cada noche la luna vuelve a ocultarse.
Y cada noche te caes tú en mi recuerdo.
Te lo juro amor mío, mi insomnio te extraña.
Recuerdos de noche entre mil telarañas.
Entreteje en tu manto luz clara: tu ser.
Maullando siempre en el tejado del templo,
y en mi abismo yo en cinismo total
por puro vil pasatiempo
Y al alba regresa el maligno legado,
el cielo dorado y el tiempo inmortal.
Inmoral el deseo que tengo de ti.
Por ti, para ti, contigo.
Por ti, para ti, contigo.