sábado, 4 de julio de 2015

Telescopio

Tengo un telescopio con el que cada noche contemplo tu boca. A veces deseando soñar y a veces soñando que sueño. El misterio me aloca ¿sabes? ¿Cuál es el mito fiel de tu tiempo y por qué es esta cama tan honda?
Vuélvete mi luna aunque sea por capricho.
Eclipsa todo lo existente y alúmbrame con tus rayos para al fin soñarte por siempre.
Conságrame con cada palmo de todo lo que tú eres, y aleja esta oscuridad.
La luna en mi cielo, a la que quiero aullarle. La única estrella de mi noche más oscura. Mi Norte, mi fuego y esta angustia que es distancia. Y hasta este vacío que se vuelve miedo.
No esperes que rece cada noche si no es en tus labios. No esperes que me pierda si no es entre tus lunares.

lunes, 15 de junio de 2015

Una roca tallada se alza impune en la esquina
y ante mí se cierne lo inexorable.
La cherube amable con su voz inerte,
nos llama, a nuestro ruego inmune.
Yo no he pedido ni esto ni nada
Maldición celestial, no ha de ser mi destino.
No busco dominio que no sea el de mi ser.
¿Quien posa este camino sobre un simple mortal?
Y ¡coróname! le grito, tan altivo y tan inerte.
Yo Hombre entre los Hombres. 
Tú injusto entre los injustos.
Pues yacen mis plantas en el cielo negro y en las paredes el fuego verde.
Y este camino que no es camino sino que son pasos que aun no se han dado.
Y esa lira que no vas a tocar, cuerdas a medio quitar.
Medio tan maníaco, Idiota sin cielo, sin boca.
Lagartijas en puñado arrastrándose surgieron de cada orificio del cráneo de mi ancestro
y en su siseo se advertía el mandamiento y gritaban todas.
Gritaban desde las cuencas vacías del Edén.
Siseo infernal que mis oídos taladre.
Esta partitura de melodías en blanco para tu funeral.
Y desde la azotea los carroñeros contemplan.
Inertes, absortos, tu hipnótico andar.
Vamos, mírame con otros ojos.
Contempla mi ataúd de farol y velo arder.
Ya no eres tú el fuego, ahora arde mi piel y mis pupilas revientan.
Cantarán los jinetes una canción de paso y le pediré un viaje sin vuelta.
Escucha como arde.
¡Mírenlo sin pena quienes tanto lo desearon!
Contemplen como caen las murallas más infames. 
Has de andar por siempre sin ser.
Tan harto, sin ver.
Que estén tus sueños plagados de la putrefacción más completa.
De mi piel, si gustas.
Pero que en tu boca no ha de arder.
Y no podrá ya mas esta baranda detener mis andares.
Y las aguas se alzan de nuevo, sepáralas con tu voz por puro capricho.
Que no te vea llorar la luna.
Y miro de nuevo los pasos y ahora ¡coróname! él me grita.
Y he de huir.
Agridulce destino, menester sinsabor.
No es labor de dolor y me alza a mí sin querer.
¡No deseo este deber!
La bestia desde el rincón me llama
Postrado cual estatua. Tan oro. Tan cuero.
Decicorne.
Me mira con ojos de fuego en sabana.
Huyo en mi mente y huyo de nuevo.
Lo escucho gritar y la vista no vuelvo.
La casa de los Dátiles se quema y no hay flor del desierto.
Y arde hasta la arena, me entra en los ojos.
Le he rogado mil vidas, le he rogado eones enteros al gran vacío que nada es.
Nuevo Eden, maldición eterna. Ayuno de ayunos, ayuno del ser.
Vívoras han de andar de nuevo, y el fruto prohibido será el de tus piernas.
Maldito prejuicio de lunes temprano.
Y maldita la furia del cielo infinito.
Tu cuerpo Bendito.
Eva de mis voces.
Déjame morir siendo un hombre santo.

domingo, 31 de mayo de 2015

Noche.

No hace falta que te hable de la noche
Ni del templo oscuro, tan profundo
¿Que me oculta?
Es acaso el diamante carmín de tu cielo.
de media noche y luna llena.
Inquieta y sonora, pasillos resuenan.
En la pared el poema tallado, mármol de tu piel.
Bailando a Gardel en vapores de miel.
Cuando canta, lo hace casi en silencio.

Mi nombre no existe si no lo pronuncias.
Angustia indeleble, la carne lo siente.
El creyente ya reza y yo ya pienso en ti.
El miedo hasta pesa.
Y cada noche la luna vuelve a ocultarse.
Y cada noche te caes tú en mi recuerdo.
Te lo juro amor mío, mi insomnio te extraña.
Recuerdos de noche entre mil telarañas.
Entreteje en tu manto luz clara: tu ser.

Señorita Felina, tan usted.
Maullando siempre en el tejado del templo,
y en mi abismo yo en cinismo total
por puro vil pasatiempo
Y al alba regresa el maligno legado,
el cielo dorado y el tiempo inmortal.
Inmoral el deseo que tengo de ti.
Por ti, para ti, contigo.

viernes, 29 de mayo de 2015

Mi insomnio dice que te extraña.

Cuarenta cruces de plata
que adornan quietas la avenida.
No avecinan, ni nos llaman.
Y no hay quien les aclama.
El bullicio de siempre,
tan absorto en el sin-pensar.
Y de pronto, en un instante:
Todo cambia.

Al final solo quedan memorias y tres canciones en tu playlist.
Y... una cruda espiritual, por decirlo de cierta forma.
Porque contigo todo es gloria y momento sagrado.
No hay miedo, ni pecado.
Ni hay hielo en las cornisas.
¿Y tu pluma dónde yace?
En la más sagrada tinta: 
Y entíntame el alma.
Tu rubrica en mí.
Quémame, dulce caligrafía de tus dedos.
Cincuenta flores de cristal,
y diez más para ti.
Yo te vi y ahí estabas.
¿Que hice mal?
Dios de un cielo nublado,
responde a lo que te pido.
Lagos de negro indeleble,
que firman mi condena.

Mil millones de piedras negras
que forman este laberinto.
Tu voz, tu pelo, cada hebra.
Tu cuerpo suave: vino tinto.
¿Dónde se esconde la decencia
cuando la pasión aclama?
Mi conciencia es la que llama
y no hay nadie que conteste.
ni tu voz en mi ventana.
Pero temo que al tenerte
te deseo cada mañana.

Marca de nuevo mi piel,
grafito de tu boca
y mi cuerpo tu papel.
Y colisionan las estrellas,
tan solo para darte el fuego.
Y tan inquieta la centella,
de tus ojos, y hasta luego.
Hasta siempre, hasta el fin de lo más eterno.
Y te lo juro, ya te extraño.
Y me quedo con las ganas de abrazarte por siempre
De decirte que no temas nunca más a los corazones rotos, ni a las voces de la medianoche, ni a la mano de la muerte.


sábado, 23 de mayo de 2015

Noche de viento.

Le aúllas a una luna sin lado oscuro.
Cántame una vez más y luego finge ser muda.
Por poco silente, y del todo adicto.
Duerme a mi lado por siempre.
Dile al viento que no hay nombre.
Y dile al nombre que no hay tiempo.
Tus labios, vil heroína.
El crimen perfecto.

El capricho aun nos consume.
Y se asume que mi boca solo calla por tus besos.
Y diluyo el fuego en gotas de agua.
El humor más negro de una cruz que calla.
Porque es plata la que observa.
La ausente voz que refuerza la danza más nocturna,
para con una daga partir el viento en tres pedazos
y nos sigue sobrando noche.

Ve de nuevo a asomarte a la sombra de un sauce sin ramas.
Yo aguardaré para besarte aunque el viento nos observe.

viernes, 22 de mayo de 2015


Te lo he dicho ¿No?
Llega el punto en el que ya no entiendes nada.
Ni recuerdas como es amar.
No hay manera de superarlo, creo, o así se siente.
Es el mismo perro día, una y otra vez.
Tiene sus variantes de vez en cuando pero en esencia es igual.
Dejas de verle el sentido hasta a las cosas que te gustaban.
Hasta te vuelves frío.
-Te conozco, tú no eres así.
No, no me conoces, ni yo me conozco, cierra la boca.
Más o menos así.
Me dicen que pruebe el remedio.
Y pruebo el remedio... a veces.
Voy a sentarme en esa silla por una hora.
O me pongo a hacer la meditación de sepalaputamadrequégrupotibetano.
Mantras perrones: OHHHHM-MEEE-VALEE-VERGAAAA.
Nada funciona.
Hasta terminas creyendo que el pedo eres tú.
Lo único que te queda es pensar que tienes un defecto de fábrica porque es eso o pensar que no tienes ni idea de qué pasa.
Porque esta madre ya no se siente como tristeza.
Ni siquiera como incertidumbre.
Es desconexión.
No es que traigas música sad en el carro, ni que vayas conduciendo en la oscuridad... simplemente ya no hay volante.
Y ese es el puto pedo.
Cuando le comentas a la gente te dice mil cosas. 
Pero te dicen que prendas las luces, que sonrías y agarres el volante con determinación, que cambies la música por una canción alegre y manejes hasta el amanecer. 
-No dejes de conducir, no te rindas.
Vete a la verga.
Todo es un puto sinsentido.
Dormir es agradable, no estas muerto pero tampoco del todo vivo.
Es un ganar-ganar.
Porque la verdad no quieres morirte.
Lo que quieres es desaparecer.
Dejar de existir.
Por eso dormir es bonito.
Pero antes de dormir no.
Como ahora.

sábado, 16 de mayo de 2015

Tremenda cabrona.

Me acerqué a besar su mano: El rojo de sus uñas aun despedía aroma a acetona.

Vasos rojos que nos embriagan.

Números rojos en mi decencia.

Y el rojo contrasta de pronto demasiado entre tanta sangre azul, vámonos a otro lado.

Me muero por quitarte ese vestido rojo.

Alfombra roja de tu ser, y un camino carmín medio borrado desde el pecho hasta mi abdomen.