lunes, 9 de febrero de 2015

Conocerte. 3 am.


Conocerte fue entender que ciertas canciones de amor hablan del amor no correspondido.
Porque fue amor, yo lo sé... O quizá quiero creerlo por pula logística intelectual... Pero amor trágico.
Dulce elixir del dolor: que en él encontramos nuestra propia mirada y sus dos matices mas contrastantes.
Ni sé que verga signifique eso, pero sonaba apropiado.
En fin, volviendo al pretender:

Conocerte fue entender que las 3 am es la hora de los amantes frustrados, que inhalan deudas de besos y promesas imposibles.
La 3 am es demasiado tarde para un amor del todo sobrio.
Sin embargo me gustaría creer que fue real.
Dime que lo fue.
Dime que fui importante y si gustas yo te miento de regreso.
Si gustas hasta te hablaré sobre estrellas, astros lejanos, marcas de cigarros y tequila, Nueva York o sobre cómo no hay más gente como tú.
No digo que sea mentira, simplemente que contigo entendí el peso de un "hola" de madrugada.
Lo que de madrugada empieza de madrugada acaba.

El destino ama esos juegos medio perversos ¿No te jode?
Ya sé que sí.
Porque quizá la canción que suena en la radio te hace pensar en mí.
O ves a un extraño a media cuadra que te mira con mis ojos.
O te levantas a media noche sin entender el por qué de ese sueño.

Conocerte fue entender que ciertas canciones de amor, hablan del amor no correspondido... Las canciones que uno canta a las 3 am, por puro placer de masoquista.
Porque desear ser de alguien tiene una cara enfermiza cuando no tienes ganas de nada.
¿Te encontré? ¿Me encontraste? No lo sé.
Nos tocó estar y estuvimos.

Por favor no dejes de estar en la altura de tu habitación.
Sé que un día algún muchacho de mirada altiva llegará con una radio de pilas a las 2:30 de la madrugada y despertará a todos tus vecinos y a ti, por supuesto, con una canción que de ahí en adelante te hará sonreír como idiota.
Y te darán ganas de hacer mil cosas sin sentido: Puede que buscar piedras redonditas hasta hallar la mas perfecta... O contarle a esa chica de tu salón con la que ni hablas sobre como te hace sentir una mirada de ese muchacho... O escribir poemas cursis... Llorar de pura alegría.
Escribe tu historia, muchacha de ojos tristes. Y que no te importe ni el final, ni lo de después.

No hay comentarios:

Publicar un comentario