domingo, 15 de febrero de 2015

S.

La mayor pena para quien ama hablar en letra la entiendo hoy: refiriéndome al hablar de letra tecleada, que mi pena no la tiene quien en tinta dibuja el poema.
Tener una enfermedad de tecla muda, callada, tecla negada a decir la letra que le toca.
¿Qué puedo decir? Bueno... mucho ¿Pero cómo hacerlo cuando debo omitirla?
¿Cómo puedo jugar al poeta cuando no puedo ni teclear mi nombre completo?
¿Cómo contarle al mundo de todo lo que me encanta de él cuando no cuento con la letra que me permite volver en plural?
Cada letra tiene algo que la vuelve única: Hablar de "El zabor de tuz bezoz" no parece nada lindo, parece que emulo en onomatopeya a alguien con una deficiencia de habla...
¿Qué remedio?
He de aprender a vivir en esta au...
Espera
eSpera
Te lo juro, no me lo vas a creer pero esto fue fortuito, no lo he planeado.
Pero regresó aunque sea por un instante.
Regresó para permitirme de nuevo hablar del "Suave sonido de la voz de la señorita de mis sueños" o de la "Serenidad sin fin de las de las olas" o hasta del "Sexo sobre nuestras sábanas".
Bendita letra hija de puta.
Nunca te me vayas de nuevo.

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